sábado, 11 de diciembre de 2010

Lédesnald

Me he enamorado.
Sí, soy rotunda. Me puede la crueldad ligera y superficial de un aniñado y bello arjón. Sus comentarios irónicos y directos me gustan.
Subestimado por los desconocidos, se intuye el peligro en cada tenue acción que realiza. Y vamos, no es un santo precisamente si hablamos de uno de los hombres importantes de el Señor del Fin de los Días.
Le encuentro absolutamente fascinante y apenas he leído cuatro o cinco páginas de él; no obstante el amor es así ^^.
Presiento algo muy fuerte sobre él... Mmmm, no es sólo un necio que matará a un par de emisarios del Rey del Invierno y luego llevará a sus hombres a un combate final.
Hay algo en él, en ese personaje, que le hace completamente atractivo en un par de líneas.
Por supuesto, no puedo sino felicitar al autor por haber creado y presentado semejante criatura. Gracias "alcahueta", ahora veremos cómo te portas, ¿eh? ^^

Sobre los elfos y los enanos...

¡Buenas tardes a tod@s! En este puente le he dado un gran adelanto al libro, entre el tiempo libre y que los capítulos estaban llenos de "chicha" ha sido un no parar; aún así, lo desgranaré poco a poco.
He dudado en titular el post entre "Sobre el cielo y la tierra" y lo que he puesto, ya que estos dos grupos de seres representan muy bien esos conceptos.
En cada libro, serie, película, etc., en la que aparecen los enanos siempre pienso que reflejan muy bien la naturaleza humana: terrenal, fuerte, sin adornos y férrea en principios (así mismo, supersticiosos, buenos bebedores y comedores y un pelín belicosos). No son mi ojito derecho, pero admito que sin ellos; sin su punto de vista, se pierden muchas cosas.
Los enanos han entrado en escena, con sus clanes, su organización y sus fabulosas cavernas; y contrariamente a lo que me había imaginado, van a salir de la piedra para proteger su tierra... Aunque desconozcan la magnitud del asunto.
Me han gustado especialmente los nombres de los clanes y sus diferencias, sobre todo los Yunqueternos y su punto fanfarrón.
Sin embargo, como comentaba antes, mi predilección general va para los elfos (con una excepción a la que le voy a dedicar un post ahora mismo). Adoro su esencia etérea, sabia y lánguida. La belleza de sus pueblos, sus creaciones y ellos mismos. Célestor me ha caído en gracia pues en mi mente lo veo hermoso y triste por ese amor (¡Ay!)vedado. Es un personaje del que sabes que vas a leer mucho más y que va a enriquecer la historia. Y es él el emisario del alto pueblo y las palabras antiguas, porque hay una profecía... Y hay demasiada gente interesada en ella.
Me ha llamado la atención los reyes elfos y la abnegación con su cargo, además de las alusiones a un pasado en el que se creyeron dioses. No me extraña, ni su visión de sí mismos ni la corrupción y caos que pudo desatar tal situación.
Sé que entre medias aparecen ya algunos pueblos humanos, algunas figuras aún en boceto para el lector. Un consejo: no olvidemos sus nombres, ni de los príncipes de Onún ni del fantástico mandatario de los caballeros del dragón rojo (Inciso: ¿Soy yo la única que me imagino a Kathline como cierta manchega de ojos enormes y tristones?). Sé que son poderosos y andan revolucionados por sus emociones (sobre todo el rey de Onún, que para mí se está buscando la gran desgracia de sus súbditos).
Bueno, bueno... Hay mucha tela que cortar y he prometido escribir algo más hoy, así que querid@s compañer@s lectores, seguimos leyendo, pasad la página conmigo.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Toma de contacto

¡Buenas noches a tod@s! Por fin he sacado un momento para poder expresar lo que va siendo el libro para mí. Sólo diré que de la primera vez que lo cogí llegué al capítulo tres, casi sin darme cuenta.
Eso es bueno, muy bueno.
En el agradable silencio del cercanías, que a las 8 de la mañana es más idóneo para leer que una biblioteca, empecé a conocer a los personajes a los que voy a acompañar en el transcurso de este libro y de los que quedan por venir.
Tras ese ataque empático que me dio el leer esos agradecimientos, me sumergí en un mapa que relacioné inmediatamente con aquellas bellas ilustraciones de la Tierra Media; posiblemente sea una falla de todo lector de fantasía épica, no le es posible leer sin vincular.
Mar del Ocaso, Mar del Naciente, Mar del Crepúsculo... Me gusta, ahora quiero "ver" esos lugares.
En la primeras páginas que desgrano, me encuentro con la dulce sorpresa de los elfos oscuros, de la misticidad y maldad de esos seres que me capturan. La descripción de la entrada de las cuatro al campamento logra trasmitir la embriaguez de esa raza. La belleza y el desprecio de quién se sabe fuerte.
Y luego aparece el hijo del herrero, Velthen. En cuánto se sabe algo del muchacho, ya sientes que no puedes perderle la vista. Es luchador, quiere aventuras, nada de una vida tranquila y convencional,me apuesto lo que sea a que va a dar mucho que hablar... Y eso sin decir nada que lo de que sea rubio y no se parezca físicamente a sus padres, huele... ¡HUELE MUCHO!
En lo poquito que "sé" de él, entiendo que quiera salir de allí, la vida es muy corta para quedarse en una aldea perdida de Dios (Uy, ¿y qué dioses tiene esta gente? Tengo que leer más). También diré que inevitablemente, Velthen me recuerda a otro personaje (al que espero no se parezca nada más que en la cantidad de libros que vendió su autor) como es Eragorn. No es tanto el físico del personaje, sino la situación que parece rodearle.
La taberna me parece entrañable, no existe ningún libro de aventuras que no precise un lugar como ese: vino, aguamiel, cerveza, historias, razas (el mago, oh, aparece el mago e Ian Mckellen ha hecho tanto "daño" jejeje), leyendas,... Es un oráculo informal y pagano magnífico.
Bueno, me he quedado en el relato de los elfos, no sé que hacen, ni si traman algo... Pero me están llamando, susurrando desde el libro.
Entenderéis que no puedo declinar tal invitación. ¡Hasta pronto!

jueves, 25 de noviembre de 2010

Y el libro llegó a mis manos...

¡Buenas tardes a tod@s! Ayer por la mañana, después de reclamarlo un par de veces (jejeje, el mensajero estaba bastante ocupado) conseguí tener entre mis manos "El lobo blanco", primer libro de la saga "El Legado de la Profecía" de Abel Murillo.
En parte por conocer lo que hay detrás de manera superficial, en parte por la empatía que me causa un ser humano que ve cumplido un sueño; me he puesto a llorar leyendo desde la primera página... Y no, no es un drama.
La lista de nombres que se eluden en los agradecimientos no me es ajena y la emoción de hacer un pequeño recordatorio del transcurso de ese libro, no sólo la parte dedicada a escribirlo, sino todo el tiempo que habita ese sueño en la mente; me han llegado directos al corazón.
Desde el primer momento que se conoce al autor tanto en el instante en el que se empieza a leer el libro, uno se queda con la sensación de encontrar un espíritu sincero, fuerte y luchador. En la primeras páginas se menta una frase muy conocida de John Lennon "La vida es lo que pasa delante de ti mientras estás ocupado haciendo planes" y evoca totalmente la postura del autor. Posteriormente encontraremos esa actitud en Velthen... Pero eso es adelantar demasiado.
Lo principal es que hay algo fundamental que me ha hecho querer leer este libro: hay que luchar por lo que uno desea, indistintamente de lo difícil que parezca o lo que te digan los demás. "El Legado de la Profecía" es la historia de un sueño... y hace soñar al que lo lee.
Planeo escribir poco a poco mis impresiones de libro, de los personajes, de las situaciones que se desarrollen, etc... Y no porque me considere ni erudita ni crítica, sino porque deseo hacerle partícipe del proceso que inicia en cada uno de los lectores que disfrutarán de su libro.
No puedo despedir esta primera entrada sin tener una última palabra para "ambos" (ellos saben quién son y si no, pues se lo diré mañana ;)): Gracias.